Aún en la actualidad la mujer sigue siendo un tema de discusión sobre si es una causa de discriminación o no.
En varios países de Latinoamérica, Asia y África existen grandes diferencias entre el nacimiento entre una niña o un niño. Desde el nacimiento hay una gran distinción entre los sexos, si es niño es una felicidad plena la que surge en los padres y el ámbito familiar, en cambio si el bebé que nace es de sexo femenino, la cosa cambia, y puede ser causa de desgracia en la familia. En la niñez, son las niñas las que juegan a “las mamás y a los papás”, a las “cocinitas” y son ellas las que se ocuparán de sus hermanos pequeños. En cambio el niño jugará con coches, y demás juegos que no tengan nada que ver con la vida cotidiana que tendrán en un futuro. Ya desde pequeños se les está asignando a las niñas a que en un mañana se ocupen del hogar y del cuidado de sus hijos.
Otro caso de discriminación en la mujer sería el hecho del adulterio en países islámicos, la mujer que se conoce que ha tenido relaciones extramatrimoniales, está expuesta a la humillación continua, lapidación en el centro del pueblo con tortura hasta llegar a la muerte, además de recibir este maltrato estando casadas, también lo reciben en estado de divorcio (en los países que es aceptado). En cambio a los hombres se les está permitido mantener relaciones con al menos cuatro mujeres a la vez, e incluso convivir en el mismo hogar.
Son dos ejemplos de cómo desde la niñez nos educan con una clara diferencia entre el sexo femenino y el masculino, y de cómo en muchas sociedades la discriminación comienza desde la falta de libertad de expresión oral y escrita, hasta el extremo de la tortura en situaciones de relación extramatrimonial.
¿Es posible cambiar a esta sociedad, aún teniendo unos ideales tan arraigados desde la infancia?
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