Este artículo bien podría ser una segunda parte del anterior titulado: la historia se repite, ya que el tema que trato en este es, en parte, consecuencia de los programas políticos dedicados al acoso y expulsión de los inmigrantes "sin papeles", es decir, a los excluídos sociales más visibles y de los que menos se cuestiona su expulsión por una mayoría que advierte: los españoles primero.
Pero no, este artículo se merece un apartado propio.
Conforme llegas a la estación de trenes de una ciudad de Madrid (que bien podría ser cualquiera pero, a la que aquí hago referencia, este es un dato bastante característico) es común encontrarte cada día a gente que parece buscar a alguien con quien ha quedado pero que en realidad está trabajando, está claro que me refiero a los llamados "secretas", policías nacionales que se dedican a hacer una selección a dedo de a quien "parar" para requerir su documentación identificativa y a quien no, y claro está a quien van a pedir el alto...
También los hay vestidos de uniforme, pero es, si cabe, más traidor ir de civil.
Supongo que para una mayoría obediente y que asume la individualización por bandera este es un acto normal ya que: oye chica, están haciendo su trabajo. Pero claro, si ocupas un poco de tu tiempo en conocer la realidad y el contexto historico-político en el que nos encontramos, dejándo el egoísmo y el narcisismo a un lado, se reconoce una realidad más profunda y dura escondida en este simple acto:
- CIEs (Centros de Internamiento para Extranjeros) donde son hacinados y viven en situaciones insalubres, existiendo casos en los que incluso mujeres son violadas y hombres cruelmente maltratados en estas antiguas cárceles vistas como inhabitables y reutilizadas para estas personas que simplemente están cometiendo una falta administrativa a pesar de ser tratados como criminales, para que en un máximo de 40 días sean reunidas las suficientes personas para hacer un ahorro económico en su expulsión.
- Vivir en continua tensión, siendo vigilados noche y día, escondiéndose incluso para acudir a un trabajo precario (eso el día que tienen suerte y una furgoneta sucia les recoge a las 5 de la mañana para ir al campo a dejarse la espalda).
- A vivir rodeados de cada vez más fronteras y barreras tanto arquitectónicas como sociales donde no pueden caminar sin que crean que son ladrones de trabajo y mujeres (típico argumento patético del que es un ignorante).
- Incluso a morir en el mar para intentar llegar a tener una vida idealizada que realmente sólo les habría podido llevar a los puntos anteriores...
Pero claro, esos policías sólo hacen su trabajo y existe demasiado poder coercitivo para rebatir si es moralmente correcto o no.
Analicemos entonces a qué se dedican: ¿no se supone que velan por nuestra seguridad y para el cumplimiento de las leyes? Entonces, ¿por qué hacen acoso y derribo contra los por así llamar no incluídos: personas sin hogar, punkies y skins, inmigrantes...? ¿qué pretenden: limpiar las calles de escoria (como dirían los neo-nazis)?
Como un día le pregunté a mi madre cuando era aún muy pequeña ¿por qué si se supone que son buenos dan miedo cuando los ves?
Está claro que son los verdugos que llevan a cabo las acciones requeridas por los políticos pero sin esos verdugos y sin su síndrome de que ellos no son los culpables no parecería que estamos volviendo a una España racista y xenófoba donde como anunciaba ya un cartel de DN (Democracia Nacional): los BORREGOS blancos expulsarían de una patada al negro.
Ana López Cano
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